05 octubre 2012

Crónicas de Valsorth - Turno 20

TURNO 20 – Veintitrés de enero del año 340, montañas Kehalas.


Ante la pasividad de los aventureros, los lugareños de Rocavalle luchan inútilmente contra las llamas que devoran la casa. Fian, a gritos, trata de organizarlos, pero es demasiado tarde, y cuando logran montar una cadena de cubos para llevar agua desde el río, toda la casa ya es pasto de las llamas.
A medianoche, por fin logran apagar el fuego. Para entonces, la mujer llora desconsolada por la muerte de su hija, y los leñadores destrozan con sus hachas el tejado para buscar el cadáver.

Esa noche no hay risas ni canciones en la posada del Carnero del Cielo. Por la mañana, los restos humeantes de la casa aún cubren con olor a quemado el pueblo. Es un día gris y desapacible, con nuevos nubarrones de tormenta amenazadores en el norte.
Fian se reúne con los bárbaros a las puertas del pueblo. Olmak, acompañado de su hija Jessa, que permanece en silencio, les saluda y presenta a los dos hombres que les acompañarán, Bilor y Olak, dos rudos bárbaros vestidos con pieles, de largas bárbas rubias y armados con hachas de batalla.

El grupo deja el pueblo a primera hora y parte hacia el oeste, siguiendo la ruta que les llevó hasta las ruinas de la antigua fortaleza de Pico Jiria. Avanzan sin problemas durante toda la jornada, hasta que a mediodía, llegan a la cabaña donde vivía el sabio ermitaño. Desde allí toman la ladera y suben hasta las ruinas. Desde un bosque cercano, observan lo queda de la antigua fortaleza, sin que se vea señal de orkos o goblins. A continuación, cruzan la nieve hasta la entrada de la cueva. Mirul descubre una gran cantidad de huellas, que a pesar de la nieve caída durante la noche, marcan claramente que un grupo muy numeroso pasó por aquí. Olf examina las huellas y descubre que se trata de orkos, decenas de ellos, que salieron de la cueva hace menos de una jornada y se dirigieron hacia el este.
Un sentimiento funesto invade al grupo al descubrir hacia donde se dirige la horda de orkos. Según las huellas, su destino es Rocavalle.

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