02 enero 2014

Crónicas de Valsorth - Turno 47

TURNO 47 – Ocho de marzo del año 340, Eras-Har.

Tras el duro combate contra las arañas gigantes y la sorpresiva aparición del capitán Dobann y sus caballeros, el grupo tan sólo tiene tiempo de intercambiar unas palabras con el caballero de Stumlad, que les explica su historia:
Hace diez días, por la noche, un ejèrcito de orkos dirigidos por elfos oscuros asaltó Fuerte Terain, matando a mucho, y sólo unos pocos consiguieron huir al sur. Perseguidos por una horda de orkos y elfos, se vieron obligados a entrar en el Bosque de la Araña, donde fueron emboscados en un sendero. Sólo ellos tres escaparon al ataque y huyeron al sur.
Sin tiempo para más, el grupo de aventureros y los caballeros se dirigen por los senderos al sur, recorriendo el camino de vuelta mientras sienten el apremio de ser perseguidos. Al poco tiempo, una explosión retumba en el bosque, señal de que alguien ha activado el glifo explosivo que Mirul había puesto en el claro del gran olmo.
Con la llegada de la tarde, una fuerte tormenta se desata en el bosque y los senderos se convierten en un barrizal. Uno de los caballeros, herido en una pierna, no puede seguir más y necesita hacer un descanso. El grupo se detiene en un claro, donde Fian atiende la herida del caballero, mientras Orun y Olf montan guardia a ambos lados.
Olf vigila el sendero occidental, pero la lluvia y la vegetación impide ver más allá de unos metros. De pronto siente un movimiento entre las ramas, y un leve chasquido es seguido de una pua afilada que se clava en su cuello. El bárbaro se dispone a dar la alarma, pero no puede moverse, paralizado por el veneno. Al momento aparece descolgándose de los árboles una gran criatura de cuerpo de serpiente y torso humanoide de cuatro brazos acabados en garras. Su rostro es una máscara monstruosa, con leves rasgos de mujer. Se trata de una salamandra de los bosques, que se mueve sigilosa para acabar con el bárbaro sin que sus compañeros se percaten de ello. Por fortuna, Olf logra recuperarse de la parálisis y responde con un grito y un golpe de su hacha, que apenas hiere a la salamandra, que le provoca graves heridas con sus garras. El bárbaro, retrocede al interior del claro, donde Irasal, la mercenaria elfa, reacciona con rapidez, carga su arco y acierta con una flecha en pleno rostro de la salamandra, que cae al suelo entre convulsiones, moribunda.
En ese preciso instante, Orun alerta de que alguien se acerca por el otro sendero. Sin tiempo para planear una estrategia, todos se ocultan entre la vegetación, justo antes de que un grupo de tres elfos oscuros irrumpan por el sendero al mando de veinte orkos. Su capitán es un elfo con el rostro cruzado por una cicatriz, que observa el claro con desconfianza y dice algo en su idioma a los que le siguen. Fian, temiendo que les van a descubrir, le pide a Mirul que utilice su magia. La elfa entonces se mueve entre los árboles y recita su conjuro. El líder de los elfos oscuros descubre a la mujer, y puede alertar a los suyos, justo antes que un proyectil flamígero surja de sus manos y estalle en una gran explosión de fuego en el centro del claro. Muchos orkos y elfos caen malheridos por el fuego y esta situación la aprovechan para irrumpir en el claro y acabar con el resto. A pesar de usar sus capacidades mágicas para envolver de oscuridad, el grupo de aventureros junto a los caballeros acaban con todos los enemigos.

Una vez finalizada la lucha, siguen huyendo hasta salir del bosque, donde toman los caballos que habían dejado fuera y emprenden el camino de regreso a Eras-Har, donde llegan ya bien entrada la noche.

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