10 septiembre 2012

Crónicas de Valsorth - Turno 18

TURNO 18 – Veintidós de enero del año 340, montañas Kehalas.


Después de la dura aventura en las cuevas de hielo, el grupo descansa en la casa, donde Fian utiliza sus poderes divinos para curar las heridas, sobre todo las de Orun y Olf, que fueron los que peor parados salieron de los combates.
Mientras, Mirul va a hablar con la abadesa Ruala sobre las cuevas y el hechizo que sojuzgaba a los gigantes. La mujer escucha atentamente su historia, aunque no sabe nada acerca de esas cuevas.
- Sin embargo -le dice-, lo que explicas de esos gigantes no parece normal. No estoy segura, pero por lo que parece, alguien o algo les domina. Yo diría que se trata de un conjuro mágico, aunque sin duda se ha de ser un gran hechicero para poder dominar a varios gigantes a la vez.
Fian, tras acabar de atender a sus compañeros, se acerca a los barracones de la guardia. Allí le explica a Ulkir los acontecimientos sucedidos en las cuevas. El guerrero se muestra intrigado por lo sucedido, pero suspira aliviado ya que ese lugar esté a más de un día de viaje. Aún así no deben bajar la guardia, y el alcalde ha ordenado reforzar la empalizada, y preparar el pueblo por si han de derribar los puentes.
Además, Ulkir se queja a Fian por no haber atendido sus obligaciones como soldado en los últimos días.
- Sé que has hecho mucho por el pueblo –le dice-, Pero mañana necesito que montes guardia durante todo el día. Así que preséntate aquí a primera hora.
Orun, cojeando, va al mercado a buscar gangas. Entre los puestos, encuentra un cazador que vende cuerdas y herramientas para trampas.
Por su parte, Olf se dirige al barrio bárbaro y habla con Olmak sobre la lucha en las cuevas, y la necesidad de que los bárbaros les ayuden. El líder de los bárbaros se muestra muy intrigado por lo que le explica, pero no puede evitar cierta satisfacción al saber que gigantes azules y orkos se masacran mutuamente.
- Aún así, me parece bien ayudaros –dice-. Montaré un pequeño grupo de guerreros bárbaros que os acompañe en la próxima expedición. Necesitaré un par de días, pero os podremos ayudar a ver qué sucede en esas montañas.
Mirul, una vez en casa, dedica la tarde a preparar una pócima con las plantas que encontró. Tras varias horas de trabajo, obtiene una pócima que provoca explota en una llamarada.
Oun y Olf, pasan el resto del día y la noche recuperándose de sus heridas, de modo que por la mañana, todos se levantan completamente sanados.





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