TURNO
38 – Veintinueve de febrero del año 340, Ciudad de Eras-Har.
Durante el día, y a la espera de que llegue la noche para ir al
barrio norte a investigar la desaparición del joven, el grupo se divide,
quedando en encontrarse por la tarde.
Olf le propone a Orun ir al barrio norte, para hacerse con algo de
valor de alguna casa poco vigilada. El salvaje se muestra conforme, y ambos
caminan por los tortuosos callejones entre las chabolas y las casas en ruinas.
Tras vagar un rato por las calles embarradas de nieve, descubren una vivienda
en al sur del agujero de ratas, de la que sale un hombre que se echa una capa y
se dirige al centro de la ciudad. Aprovechando la ocasión, Olf se sitúa junto a
la puerta y vigila, mientras que Orun trata de forzar la cerradura usando sus
herramientas de ladrón. La puerta se abre y ambos bribones se cuelan en la
casa. Tras un rápido registro, encuentran 3 mp. Antes de que alguien les
descubra, salen de la casa y regresan al centro por la tarde, repartiéndose el
dinero conseguido.
Mientras, Fian decide pasarse por la abadía para ayudar con sus
conocimientos a lo que el Abad le pida.
- Siempre son necesarias las manos de un buen sanador –le saluda
el abad y le encarga la curación de heridos leves que se acumulan en la sala de
rezos.
Durante toda la jornada, el paladín utiliza sus oraciones a Korth
para aliviar las heridas de los soldados. Fian logra sanar a cuatro soldados de
sus heridas leves. Al acabar, Abad Auril le paga 2 monedas por su ayuda y
espera que vuelva otro día para hablar con más calma.
- Es difícil encontrar verdaderos creyentes en estos días –le dice
el anciano, que dedica una profunda mirada al paladín-. Si en verdad queréis
servir a Korth, quizás podáis ayudar a nuestra abadía más adelante.
Fian deja el templo, y antes de que anochezca se dirige calle de
las vasijas abajo, hasta que llega al gremio de herreros. Allí busca hasta
encontrar a un hombre que se dedica a forjar escudos. Un enorme escudo de pavés
capta la atención del paladín. Se trata de un gran escudo que puede cubrirle
totalmente en combate, aunque es muy pesado y limitará sus movimientos. También
hay un escudo pesado más manejable, que cuesta 10 Monedas de Plata. Fian decide
comprar este último, y regresa al fuerte de la milicia.
Mirul por su parte aprovecha el día para investigar sobre los
polvos de Sueño de Liz que requisaron a los traficantes durante la noche anterior.
La maga descubre que este polvo proviene de una planta rara de las montañas,
muy valiosa y que causa estragos en la mente de quien lo inhala.
A su vez, usa el resto de la tarde para elaborar una pócima,
utilizando la Rosa
de Mar que encontró unos días antes. Machacando los pétalos, elabora un
ungüento que aplicado sobre una herida venenosa puede aliviar sus efectos.
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