TURNO 6 – Nueve de enero del año 340, montañas Kehalas.
A primera hora de la mañana, el paladín Fian se dirige al mercado, donde no tiene problemas en vender las piezas de oro, luego se va a buscar alguna casa donde poder alojarse durante estos días. Tras preguntar por el pueblo, una tendera del mercado le dice que Elnar, el elfo solitario que vive en el norte del pueblo, alquila una casa que no está mal, por un precio de 20 mp a la semana. Fian se dirige hacia la casa de Elnar, que según le ha dicho la mujer, es un sabio local que no suele relacionarse demasiado con los lugareños. Tras llamar a la puerta y esperar un buen rato finalmente aparece un elfo a recibirle. Se trata de un varón de cabello oscuro, piel pálida y gesto serio. Al decirle Fian que quiere alquilar una casa por unos días, el elfo se muestra algo más amable y le lleva al final de esa misma calle, cerca del muro que rodea el pueblo. Se trata de una casa de dos plantas, con cocina y salón en la planta baja y dos habitaciones en la de arriba. Fian considera que es un buen precio y acuerda el pago de 20 mp por 7 días.
Por su parte, Mirul va a hablar con el capitán de la guardia, Ulkir, al que le explica los cadáveres de orkos que encontraron en el templo, y de la posible llegada de una horda de enemigos.
- Jaja, mujer, no me hagas reír –se burla el capitán-. Primero las historias sobre ese templo maldito y ahora más cuentos sobre una horda de orkos. Mira, ahora saldré junto a la Frau Ruala a investigar ese templo, y ver qué de verdad había en vuestra historia. Pero por el momento es suficiente, así que no necesito que vayas por el pueblo explicando más historias de estas, ¿me has entendido?
Viendo que es imposible dialogar con el capitán, que lo último que quiere es más problemas, Mirul deja los barracones y decide acercarse al Palacio de Roca, la residencia del alcalde Bornas.
Mientras, Orun se dirige a hablar con Graven, el cazador que conoció unos días antes, al que encuentra en el aserradero. Tras conversar un rato, el hombre le dice que quiere ir a cazar a los bosques del este, y Orun se muestra conforme, por lo que los dos dejan el pueblo. Tras un día provechoso, logran cazar un jabalí, y Graven le paga 4 monedas de plata por su ayuda.
Mirul trata de hablar con el alcalde. Dos guardias le cierran el paso y le preguntan de forma hosca por sus intenciones. Mirul pide hablar con Bornas.
- El alcalde no recibe en audiencia hoy –le responden-. Prueba mañana, al mediodía.
La elfa deja la casa y pregunta un poco por el pueblo sobre cómo hablar con el alcalde y un leñador le explica que puede encontrar al alcalde por la tarde en el río, pescando.
Por la tarde, Fian va al templo de Korth para recibir curación. Tras argumentar que se hirió defendiendo al pueblo y expulsando al mal, consigue una rebaja en el precio.
Mirul llega al río, junto al puente norte. Allí ve a un veterano leñador de fuerte constitución, y barba y cabellos blancos, que pesca tranquilamente con las últimas luces del día. Tras presentarse, la elfa le explica su aventura en el templo, y las sospechas de que puede haber un mal acechando en el norte.
- Creo que tus intenciones son buenas, chica –responde el alcalde-. Pero no quiero asustar más a la gente de aquí. Hoy mismo el capitán y la Frau están investigando ese templo del que me hablas. Déjame que vuelvan y me digan qué está pasando, pero por favor, no vayas sembrando el miedo entre los míos.
Al caer la noche, Orun se dirige de nuevo a la posada, donde busca algún incauto a quien timar con sus artes, pero los lugareños le vieron desplumar a un leñador unos días antes, y no quieren apostar. Después, tras un par de cervezas, se entera con disgusto que lo más similar a un prostíbulo es la casa de Marna, una bárbara que no tiene problemas en dar placer por un módico precio. Orun se dirige en plena noche a la parte oriental del pueblo, hasta la ruinosa cabaña que le indicaron. Marna resulta ser una mujerona malhablada, pero que conoce su oficio. Tras pasar la noche en su compañía, el salvaje le pregunta por los líderes del pueblo.
- Oh, guapo, yo sé muchas cosas –se ríe Marna-. El capitán Ulkir está entre mis mejores clientes, claro que ese niñito mimado de ciudad se horroriza sólo de pensar que su familia se entere de que anda entre las faldas de una fulana bárbara. No debería contarte esto, pero Ulkir me ha prometido llevarme a una casa en Liriam cuando deje este pueblucho. Y es que, como has podido comprobar, hay cosas que sólo una mujer como yo sabe hacer.
El grupo decide alquilar la casa de elnar y se instalan allí. El bárbaro Olf ha descansado durante día y se va a dormir. La noche llega a su fin y amanece un nuevo día, en que por fin la borrasca ha pasado y el sol aparece sobre las montañas.
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