10 agosto 2012

Crónicas de Valsorth - Turno 14

TURNO 14 – Dieciséis de enero del año 340, montañas Kehalas.


Amanece un día gélido en que negros nubarrones coronan las montañas del norte. A primera hora, Fian se acerca al establo donde aguarda el caballo del elfo nigromante Elnar, ya que se quedó con él después de la muerte del hechicero.
Después, junto a Orun van a ver al capitán Ulkir, que sigue agradecido por su ayuda en castigar al asesino de la prostituta bárbara. Fian le propone a Ulkir que se reúnan con los bárbaros, pues su asentamiento está muy desprotegido en caso de ataque y que sería mejor defender los puentes. El capitán asiente y dice que hablará con Olmak, pues está claro que acontecimientos extraordinarios están sucediendo en el pueblo.
Por su parte, Orun comenta a Ulkir que el hijo de Olmak sigue en los calabozos y que sería una muestra de buena voluntad liberarlo. El capitán asiente.
- Creo que tenéis razón, ese idiota ya ha pagado por aquel puñetazo que me dio. Lo soltaremos hoy, pero espero que ese chico sepa comportarse a partir de ahora.
Por su parte, la elfa Mirul pasa la mañana practicando con el arco. Después, se va a la iglesia a hablar con la abadesa Ruala para trabajar en el templo. La religiosa observa severamente a la muchacha:
- Tenemos unos textos para traducir –le dice finalmente-. Se trata de tratados antiguos que firmaron los elfos con el reino de Stumlad, cuando se selló la paz en Eras-Har. Si te dedicas a copiar los libros, puedo pagarte 3 mp por día.
La elfa le responde que quizás pueda ayudarla con los libros, y aprovecha para pasar la tarde en la biblioteca de la iglesia, buscando información sobre el templo en que encontraron a los malditos.
Buscando entre los libros encuentra un texto en que se explica la existencia de un templo dedicado a Casa de Bridan, señora de la roca y la piedra, una antigua deidad de la raza que habitó Valsorth en la antigüedad, y de la que sólo quedan ruinas como recuerdo de su existencia. Cuando se dispone a irse, la abadesa le pide a la elfa su ayuda, pues querría que su grupo les acompañe en el día de mañana al templo de las montañas, para poder eliminar la maldición que corrompe esas ruinas.
Mientras, Orun va a ver al herrero, con el que negocia con el herrero el precio de una maza de gran calidad. El hombre parece malhumorado, pero acaba cediendo y le dice que no tiene ninguna maza actualmente, pues está trabajando en una para un paladín, pero que le deja el Cuchillo afilado por sólo 5 monedas de plata.
Olf, aún herido de la lucha contra los zombis, descansa durante el día.
Por otro lado, Fian sigue con su trabajo en la guardia de la ciudad, donde tiene una guardia tranquila y recibe su paga al final del día.

Al caer la noche, el grupo se reúne en su casa, donde Orun propone ir al pueblo cercano en busca de mercenarios y buscavidas. Sin embargo, Mirul les explica que la abadesa Ruala les ha pedido que vayan con ella y el sabio Gernia a extirpar la maldición de las ruinas del templo. El viaje al templo y la vuelta se puede hacer en un día, mientras que el viaje al pueblo vecino llevará tres días en ir y volver.

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